Es uno de los pescados blancos que más apreciación ha ido adquiriendo con los años. Hace algún tiempo en las zonas costeras se despreciaba por su piel grasa y basta e incluso se llamaba “raya salvaje”. Es plano y con sus aletas adquiere una figura casi romboidal. Tiene, como algún otro ejemplar de esta misma especie, dos tipos de piel: una blanca y grasa, que es la que ponen en contacto con la arena o el fondo; y otra rugosa, de escama muy pequeña y fuerte-como papel de lija-, de color madera oscura, que es la que pueden ofrecer a la vista y que les sirve de camuflaje. Su carne es tersa, dura y se presta a todo tipo de guisos, aunque tiene especial delicadeza cuando se consume a la plancha.
Valor nutritivo: Sin sus pieles, que es donde acumula buena parte de su grasa, el rodaballo nos aporta, por 100 gramos, alrededor de 75 de agua, 20 de proteínas, de 3 a 10 de grasa y 2 de minerales y vitaminas. En calorías de 130 a 170.
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Saludos Dr. González.